Como dos desconocidos nos miramos fijamente, si saber muy
bien porque, las cosas habían cambiado. Te pedí dos besos y me pusiste la
mejilla, osé de atrevido y no pude por más que dártelos en los labios, esos
labios que tanto tiempo habían sido míos pero que ya no lo eran.
Era nuestra última oportunidad, no la merecíamos, habíamos
sido felices juntos, no era justo que lo nuestro se acabara, por eso estábamos
ahí, el uno en frente del otro, con tanto que decir y tan poco que contar. Nos volvimos
a mirar intentando intuir que sentíamos, que habían ocurrido en esas semanas sin
sentirnos cerca porque necesitábamos tiempo, tiempo para pensar, para saber si
nos echábamos de menos.
Tras un largo silencio entre cortado por suspiros, te atreviste
a preguntarme como me encontraba.
Una pregunta corta, impersonal, buena para abrir
conversación pero yo no necesitaba esa frase en esos momentos, anhelaba que me
dijeras, te he echado de menos, no hay día que no piense en nosotros pero esas
palabras nunca salieron de ti.
Tengo que contarte algo, me dijiste mirándome a los ojos. Te
quiero pero no sé como quererte, te amo pero no es suficiente, ayúdame a
decidir.
Para evitar ese sufrimiento, te dije de jugar a un juego, si
me dabas un beso en la mejilla, nuestra historia acabaría en ese instante para
siempre pero si por el contrario, me besabas en los labios, todo habría sido un
simple sueño y volveríamos a estar juntos.
Cerré los ojos y dejé en ti la decisión más importante de
nuestras vidas.
Te acercaste, suspiraste y me besaste…
Dóndeeee???? Me has dejado en ascuas Chingüi!
ResponderEliminarCrack!!!!
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