Todavia no se el como ni el porque pero el día posterior al aniversario de la muerte de mi hija, me desperté en un bosque frondoso y muy tenebroso.
Aproximadamente eran las 6 de la mañana, no tenia reloj, todavía no era de día, un hilo de luz acariciaba en el horizonte. No me entraba en la cabeza como había podido llegar hasta ese lugar.
En aquel bosque se respiraba soledad y frialdad, una niebla muy espesa acariciaba suavemente las copas de los árboles.
Me levante de aquel arbusto, el cual olía a orín. El suelo estaba embarrado como si hubiera llovido toda la noche.
En ese mismo instante escuche una suave voz detrás de mi espalda y un aire muy frío recorrió toda mi nuca y mi columna, aquella brisa alertó a mi cuerpo de lo que realmente era el miedo.
Rápidamente gire la cabeza con mucho temor pero sin apenas aparentarlo y con cierta seguridad.
Mi sorpresa fue impactante, no había nadie, ni una sola pisada que pudiera darme alguna pista.
Me encontraba solo en aquel bosque alejado de la mano de Dios, como era posible, estaba confuso, no sabia que hacer, si llorar, reír, andar o correr.
Me decanté por lo último y corrí como alma que lleva al diablo sin esperanza alguna de encontrar algo.
Estaba muy fatigado por el enorme esfuerzo que había realizado, en mi último suspiro de aliento, observe a cierta distancia una extraña y a la vez brillante luz.
Me acerque lentamente, con cierta duda me fui aproximando poco a poco, al llegar casi adonde se encontraba dicha luz, mi sorpresa fue tal, que grite con todas mis fuerzas, Oh dios mío, no podía creérmelo.
Por fin, todo lo que habia pasado en mi vida, todas las tristezas, todas las desgracias, todas las lamentaciones, por fin tenían recompensa, lo encontré era lo único que podía añorar y por fin era mío...
par mi el mejor d todos te lo dije...
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